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Boulez: adiós a la ruptura sin batuta


El pasado día 5 de enero, falleció a los 90 años en Baden-Baden el célebre compositor y director de orquesta francés Pierre Boulez (1925, Montbrison, Francia).


Inició estudios de matemáticas en la Universidad Politécnica de Lyon, antes de ingresar en 1944 en el Conservatorio de París, donde estudió con Oliver Messiaen. Comenzó escribiendo música atonal dentro de un estilo serial post-weberniano, pero pronto se adhiere al serialismo integral, corriente estética de la que fue uno de los principales representantes junto a compositores como Stockhausen. Dedicó parte de su creación a la música electrónica y colaboró con John Cage. Su carrera como compositor, empezó a adquirir gran relevancia a partir de 1950.


Pierre Boulez ha sido un reconocido director de orquesta, especializado en obras de autores de la primera mitad del siglo XX como Maurice Ravel, Claude Debussy, Arnold Schoenberg, Ígor Stravinski, Béla Bartók, Anton Webern y Edgar Varèse. Dirigió la primera representación completa de Lulú de Alban Berg en París y, en 1966, fue invitado por Wolfgang Wagner al Festival de Bayreuth para dirigir Parsifal. En 1976 fue elegido director de la producción del centenario de El anillo del nibelungo. Pierre Boulez siempre se negó a dirigir con batuta, un elemento que le parecía excesivamente autoritario.


Estrenó obras de numerosos autores contemporáneos como Luciano Berio, Karlheinz Stockhausen, David del Puerto, Elliott Carter, Olga Neuwirth, York Höller, y Frank Zappa. Fue director de la Filarmónica de Nueva York durante seis años. Fue titular de la Orquesta Sinfónica de la BBC, de la Filarmónica de Nueva York. Dirigió a la Orquesta Sinfónica de Chicago, la Filarmónica de Viena, Filarmónica de Berlín, Sinfónica de Londres, Orquesta de Cleveland y la Lucerne Festival Academy Orchestra, entre otras. Fundó el IRCAM (Institut de Recherche et Coordination Acoustique/Musique), institución dedicada al desarrollo de la música moderna. Fue director de la misma hasta 1991.


Creación


En 1954 presenta su obra clave, Le marteau sans maître, (El martillo sin dueño) sobre poemas de René Char. Se ha dicho sobre esta obra que recoge todo un universo poético y tímbrico muy novedoso y evoca sonoridades del Gamelán Indonesio, además de tener influencia de los ragas indios.


En su obra Répons, propone un equilibrio compositivo entre música instrumental y electroacústica. Era polifacético, como demuestra su publicación Le cerveau et la musique, que escribió junto al neurocientífico Jean Pierre Changeux, en el que se estudiaban las similitudes entre el funcionamiento de los neurotransmisores y las células cancerígenas.


También escribió una obra que es vital para trazar un relato de la historia de la composición en la segunda mitad del siglo XX: “Puntos de referencia”.


Un justo reconocimiento


Se le concedió el premio Theodor W. Adorno en 1992, el Polar Music Prize de la Real Academia de Suecia un año después, el premio de la Fundación Wolf de las Artes de Jerusalén, el premio Grawemeyer de Composición en 2001 y el premio Glen Gould por el conjunto de su aportación musical.

Obtuvo el premio de Bellas Artes de Madrid en el año 2007 y el más reciente premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA, concedido el año 2013.


En el Auditorio de La Cité de la Musique, que se inauguró en el 2015, se le dedicó un amplio ciclo de su obra así como una exposición fotográfica.


Para honrar su memoria, dejamos unas pinceladas de esta idiosincrásica figura:


“El conservadurismo viene de una falta de curiosidad, de falta de espíritu y de una vagancia injustificable. Hay que buscarse a uno mismo cada día. Quien renuncie a eso, que cobre una pensión, pero que no moleste ni haga daño”


“Siempre me dirijo hacia la libertad total, la invención total. Lo abstracto construye la realidad. No me interesa la abstracción por sí misma, sino porque nos ayuda a comprender la realidad, sobre todo la realidad interior de las cosas”


“¡Wagner! Ahí comienza la destrucción. Por eso me atrae. Arma la gran música a partir de pequeñas partículas. Continuidad y discontinuidad, ésa es su gran aportación”

“Mi personalidad no podía aceptar según qué cosas. En el caso de Cage, por ejemplo, su teatralidad. Estaba pasada de moda. Ese punto dadá…”


“Para mí, Stravinski era un gran ilustrador, pero ese neoclasicismo que exploró no me interesa. Cuando tenía un buen argumento, como La consagración de la primavera o cualquier ballet, lo acompañaba bien. Pero cuando carecía de historia y trataba de adentrarse en lo formal o lo abstracto, no conseguía nada, aunque diga lo contrario”


“Abuchear no es escandaloso, se trata sencillamente de emitir una opinión. Debería ser algo normal, así me lo parece; cuando a la gente no le guste lo que haces, tiene todo el derecho a mostrar su opinión. Y yo debo aceptarlo”


“Lo que comúnmente se define como sentimientos son hábitos que surgen porque estamos acostumbrados a reaccionar de determinada forma. Son emociones que quedan en usted, no en la música. No identificarlos no es culpa de la música, si me permite decírselo, es culpa suya”


“Cada uno persigue sus emociones, y a quienes escuchamos nos atraen más unos mundos que otros”


“La vida para mí es componer; si en la época de la ocupación me hubiesen prohibido dirigir, no me habría importado, pero si me hubiesen prohibido crear, eso es distinto”

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