Los archivos personales para la investigación cultural
Los archivos personales se han ido abriendo paso en el mundo de la archivística y en el interior de las bibliotecas de forma silenciosa. Progresivamente, la documentación personal ha ido demostrando su importancia y relevancia para la investigación y se han convertido en elemento imprescindible a la hora de abarcar la vida y obra de un autor. Estos archivos contienen documentación que ha sido realizada, coleccionada o recibida por un mismo individuo, y que está relacionada con acontecimientos personales o en el ejercicio de sus funciones y actividades que ha realizado a lo largo de su vida.
En ocasiones, el nombre del archivo lo suele dar el propio productor del mismo, y en su contenido se puede encontrar una gran diversidad de documentación que puede presentarse en cualquier soporte, como correspondencia, recortes de periódicos, documentación laboral, civil, fotografías, registros sonoros, programas de mano, mapas, planos, diseños, dibujos, etc. Además, los archivos personales pueden estar generados tanto en papel como en formato electrónico, ya que en los últimos años el auge del correo electrónico o el uso de redes sociales ha aumentado de forma considerable, y por ello también deben ser tenidas en cuenta a la hora de su organización y clasificación.
Históricamente, los archivos personales no han sido objeto de estudio. Sin embargo, hoy en día son fuentes imprescindibles para biografías, obras de referencia y trabajos de investigación de personalidades de mayor o menor envergadura. Esta documentación solía ser custodiada por entidades privadas o en bibliotecas y archivos con recursos escasos, que posibilitaban un acceso limitado a este tipo de materiales. La naturaleza mixta de los fondos personales, así como la ausencia de una normativa específica, hace que su tratamiento resulte una tarea compleja que requiere grandes dosis de tiempo y dedicación.
Las adquisiciones de este tipo de archivos tan característicos son posibles, en su mayor parte, gracias a las donaciones realizadas por los herederos de los productores de los archivos con las cuales se han ampliado las posibilidades de investigación, pudiendo estudiar además el contexto vital y personal de las personalidades influyentes en la cultura. En su interior, no sólo se incluye la documentación perteneciente a la producción propia de la personalidad concerniente, sino también la coleccionada que a lo largo de su vida ha ido recopilando. Por ello, en su mayor medida, los archivos personales contienen documentación biográfica, pero a su vez, el autor incluye muchas anotaciones manuscritas que permiten profundizar en la investigación desde un punto de vista más personal, incluso llegando a incurrir en la vida íntima del autor.
Toda esta recopilación ayuda a extraer el entorno que le rodea, su contexto personal y profesional, sus intereses, influencias, contactos y conversaciones con otras personalidades, y en general diferentes cuestiones y sucesos que han rodeado su vida y que de algún modo pueden servir de ayuda para la recomposición de su historia, así como también puede ser objeto de gran interés para la investigación. Con respecto a su tratamiento, en un principio estaba establecido sobre bases bibliotecarias mediante inventarios o fichas descriptivas en papel. Pero la complejidad de este tipo de archivos en los que se integra una información tan variada, hizo necesario el abandono de descripciones bibliográficas para comenzar a utilizar criterios archivísticos adoptando de este modo la norma ISAD (G) (General International Standard Archival Description: Norma Internacional General de Descripción Archivística) para ofrecer una descripción más completa y comenzar a realizar una correcta difusión que diera a conocer estos fondos. De este modo, los antiguos instrumentos descriptivos realizados en papel fueron sustituidos por bases de datos con estándares normalizados. La problemática más concerniente a este tipo de documentos son los establecidos en el marco legal de los derechos de autor. A la hora de realizar una correcta difusión, la autoría documental conlleva una serie de inconvenientes que en ocasiones hacen que no se pueda realizar una difusión completa. Por ello, la difusión debe realizarse con suma precaución y respetando la normativa legal de Propiedad Intelectual (aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, modificado por Ley 23/2006 de 7 de julio).
La aplicación de las nuevas tecnologías ha supuesto un gran avance en el proceso de recopilación y reconstrucción de estos fondos que se incrementan cada día. Además de ofrecer la documentación a cualquier persona del mundo desde su propio ordenador personal sin tener que personarse en el propio archivo, los archivos personales en ocasiones poseen formatos poco comunes que necesitan reproductores específicos, como por ejemplo, discos de vinilo, documentación de diverso tamaño, correspondencia personal, fotografías, etc… La digitalización permite su reconversión en un formato electrónico, cumpliendo así tres aspectos:
Una mayor accesibilidad a la información.
Óptima conservación del original, consiguiendo ampliar su perdurabilidad.
Realización de una correcta difusión por Internet, haciendo accesible la información a todo el mundo.
A pesar de que este tipo de documentación comenzó a cobrar importancia a partir del siglo XIX, de forma progresiva, han ido aumentando y cada vez son más las personalidades que custodian su documentación personal para su posterior donación. Hoy en día, diversos archivos, bibliotecas y fundaciones custodian una gran cantidad de archivos personales cuya información está lista para ser estudiada por investigadores. Un ejemplo lo tenemos en pleno centro de Madrid, pues la Biblioteca Nacional se ha convertido, en poco tiempo, en una de las instituciones españolas de mayor custodia documental de fondos personales. En su interior se cuentan alrededor de un centenar de archivos personales de diferentes personalidades destacadas en el campo de la literatura, la política y la música, pero no es la única. Muchas fundaciones custodian el archivo personal y la historia de la persona por la que fue creada, como por ejemplo, la fundación Félix Rodríguez de la Fuente conserva un amplio archivo fonográfico del trabajo del reputado zoólogo, así como la fundación Manuel de Falla custodia el archivo del reputado compositor español.