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Víctor Ullate llena los escenarios de naturaleza con “Tierra Madre y Pastoral de L.V. Beethoven”

El pasado mes de febrero llegó a los escenarios una propuesta llena de color, donde la naturaleza es la protagonista: “Tierra Madre” y “Pastoral” de la compañía de Víctor Ullate.



La primera de las producciones, “Tierra Madre”, es un viaje a través de los sueños y las esperanzas del ser humano y su relación con la naturaleza. Eduardo Lao es el responsable de esta impecable coreografía, ha declarado al respecto: “quise plasmar el ideal de relación con la naturaleza, donde el hombre se sirve de ella en la relación más pura y respetuosa”. La importancia radica en los movimientos y en el minimalismo de los elementos de los que se valen los bailarines. La única herramienta a disposición de estos es una barra de madera, que será el elemento natural con el que los bailarines tendrán que conectar e intimar a través de sus movimientos. Carente de narrativa, nos vemos ante una coreografía llena de energía y simbolismo que no pierde en ningún momento la fuerza, embelesando al público. Los bailarines se mezclan formando una tribu imaginaria que interactúa con su entorno, que sobreviven en la naturaleza mientras la “Tierra Madre” les protege y les provee.


En Pastoral el maestro Ullate se vale de la famosa sinfonía de Beethoven que da nombre a esta producción para hacer un viaje de vida. La pieza de música de la que se vale Ullate para su producción no está exenta de riesgo. La famosa obra de Beethoven es una vía fácil para evocar sentimientos en el público desde las primeras notas, pero si nos fijamos en el exceso de velocidad a la que está reproducida y los numerosos cortes que se le han hecho, se pierde la emotividad tan característica, dejando algunos pasajes de la coreografía casi vacíos. Una pena si reparamos en la excelente calidad del planteamiento coreográfico tanto técnico como artístico.

Compuesta en tres actos, el primero de ellos es una descripción de la infancia, representando la felicidad con juegos y bromas. Así consigue evocar nuestros propios recuerdos jugando al corro en el colegio o incluso alguna riña de niños. El segundo acto es una descripción de la juventud, en la que se representa el amor en todas sus facetas de la mano de los bailarines Marlen Fuerte y Josué Ullate, que brillan con la elegancia y la expresión de cada paso. El último de los actos es un homenaje a la vejez, la sabiduría y al experiencia recogida durante los años de vida que se acompañan de la tempestad de Beethoven. La tormenta culmina con la muerte y el resurgir de las almas que se reencuentran en el otro lado, con ello llega la calma, el renacer, la luz y la paz.


Actualmente la compañía se encuentra inmersa en una ambiciosa gira que abarca gran parte de la geografía española con la doble producción de “Carmen” y “El Amor Brujo”. Dos producciones creadas para deleitar al público tanto por su puesta en escena como por la calidad coreográfica. En Madrid podremos disfrutar de Carmen el 30 de junio en El Escorial, 31 de agosto y 17 se septiembre el en los Teatros del Canal, una cita obligada para todo amante de la danza.

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