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Las Parejas de Gaetano Brunetti en el XXV Festival Música Antigua de Aranjuez

El pasado 26 de mayo se celebró, en el marco del XXV festival Música Antigua Aranjuez, un espectáculo infrecuente, tanto por su esencia como por su planteamiento: en la plaza de toros arancetana se presentó el espectáculo Cómo Bailan los Caballos Andaluces, a cargo de la Fundación Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre de Jerez. La esencia del espectáculo fue la exhibición de equitación avanzada a cargo de diez experimentados jinetes y 24 caballos, que comparecieron por turnos. El desempeño de los jinetes jerezanos no defraudó en absoluto, y fue un continuo ejemplo de sincronización, habilidad y buena escuela, con un planteamiento atractivo y variado. Durante la hora y media larga que duró la muestra quedó patente hasta qué punto la doma es una disciplina con una larga tradición bien codificada, a cuyas sutilezas se sobreponía la ejecución de los pasos y ejercicios y la elegante estampa que mostraban caballos y caballistas, vestidos con uniforme de gala, basado en la indumentaria del siglo XVIII; el resultado, en resumen, es de gran belleza y vistosidad.


Dicho esto, existía un aspecto, el musical, de gran importancia histórica, que justificaba la inclusión del espectáculo en el festival de música antigua de Aranjuez. En efecto, la idea que convocaba a caballos y caballistas superaba la mera muestra de doma caballar; con ambición y acierto, se buscaba evocar el ambiente que habría en estas mismas fechas en Aranjuez durante la exhibición de Las Parejas, que durante el reinado de Carlos III (1759-1788) constituía el principal espectáculo de la corte española en su peregrinar por los Reales Sitios.


Luis Paret y Alcázar: Las parejas reales. Museo del Prado. 1770.

Porque no solo se trataba de diversión, sino también de ostentación; en el reinado de Carlos III, la organización de las Parejas en Aranjuez requería de grandes preparativos y de una gran inversión para presentar cuatro “cuadrillas”, constituidas por cada una por doce miembros de la Corte y (en esta época) normalmente encabezadas por el Príncipe de Asturias y sus hermanos. El espectáculo resultaba extremadamente ostentoso, ya que cada cuadrilla, al estilo de los participantes en justas y torneos dos siglos antes, se mostraba ataviada con el mayor lujo y elegancia, lo que no se limitaba a los jinetes, sino que se extendía a los aparejos y guarniciones de los caballos. Como un verdadero ballet ecuestre, los jinetes realizaban sus evoluciones, que se hacían con el acompañamiento de música escrita para la ocasión en la plaza homónima, situada en el extremo sur del palacio. Buena muestra de ello es el libro de Domenico Rossi que se conserva en la biblioteca del Palacio Real de Madrid, que incluye música de Luigi Marescalchi: “Las Parejas o siano le Quadriglie de le Real Torneo (…)”, como lo tituló Rossi, es una obra bellamente ilustrada, en la que se puede apreciar qué tipo de espectáculo era este.


Domenico Rossi: Portada del libro Las Parejas. Biblioteca del Palacio Real. 1781.

No solo Marescalchi escribiría para este espectáculo una música que, como sucede en el caso de tantas diversiones, por su naturaleza efímeras, en su mayor parte se ha perdido. Precisamente de Gaetano Brunetti (1744-1898), maestro de música del entonces príncipe de Asturias, se conserva la música escrita para cinco de estas ocasiones (en los años 1779, 1783, 1785, 1787 y 1788); en todos los casos se trata de parejas de piezas contrastantes, la primera con un tono solemne, en compas binario (marcha), y la segunda en compás ternario, más ligera (galope). Estas marchas y galopes de Brunetti constituyen uno de los aspectos más desconocidos de la producción del compositor, y su ejecución es una oportunidad única para acercarse al ambiente sonoro de la diversión más espectacular de la familia real en esta época. Escritas siempre para ocho instrumentos, hasta ahora no parecía fácil encontrar una ocasión propicia para asistir a su ejecución al aire libre, y menos aún hacerlo con un grupo de jinetes evolucionando al compás de estas marchas y galopes; y esto, precisamente, es lo que se pudo contemplar en la plaza de toros de Aranjuez el pasado día 26, como insólito acercamiento a un espectáculo único que, aunque no ha dejado muchos rastros, puede ser intuido en el famoso cuadro de Luis Paret, y mucho mejor comprendido por quienes tuvieron la fortuna de asistir a la recreación ofrecida por el festival Música Antigua Aranjuez.


Gaetano Brunetti: manuscrito de la Marcha segunda para las Parejas de Aranjuez del año de 1785. París, Bibliothèque Nationale de France.

Lucida exhibición ecuestre, por tanto, y meritoria labor de recuperación musical, por la que cabe felicitar tanto a los organizadores como a sus protagonistas. Entre ellos se cuentan, aunque no siempre sea evidente, los responsables de la música, cuya aportación es fundamental; ciertamente, aunque lo vistoso de la equitación se imponga sobre otros aspectos, estamos ante un espectáculo musical, como se infiere del propio nombre de la exhibición: Cómo Bailan los Caballos Andaluces. Y tal era el sentido de esta propuesta: recuperar la música original de una diversión cortesana, y ejecutarla en un contexto lo más parecido posible, como así ha sido. Para ello se ha contado con un octeto de viento (parejas de oboes, fagots, trompetas y trompas) y percusión, eficazmente dirigido por Javier Ulises Illán. Pero, más allá de la ejecución de las obras, profusamente aplaudida por los asistentes, acaso pase inadvertida para el gran público la callada, pero importante labor de una buena dirección musicológica y artística al recuperar repertorio histórico, como ha sido la de Juan Pablo Fernández-Cortés. Del mismo modo, siempre se requiere en estos casos un trabajo sumamente especializado para ofrecer a los intérpretes una partitura convenientemente transcrita y arreglada; en efecto, estas obras de Brunetti no están “disponibles” —como puede suceder con las ediciones del gran repertorio clásico o romántico—, sino que es precisa una labor de edición que también realiza con solvencia Fernández-Cortés, colaborador habitual del Festival y autor de numerosas ediciones de música del mismo período.


Probablemente un último acierto haya sido no recurrir únicamente a Gaetano Brunetti para proveer la música e incluir arreglos y composiciones modernas, de “aire” andaluz, ya que hay que entender que se trató de una adaptación de un espectáculo preexistente de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, en Jerez. No obstante, resulta difícil imaginar mejor modo de evocar la diversión de las Parejas de finales del siglo XVIII que la recreación que el festival Música Antigua Aranjuez ha hecho posible en su XXV edición. En cualquier caso, se puede afirmar que traer a Madrid estos caballos y jinetes andaluces ha sido un éxito y una iniciativa acertada, considerando tanto su valor cultural como la excelente acogida que ha tenido entre el público. Recuperar la música de Brunetti del modo que se ha hecho, también.

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